La Comunidad de Madrid ha puesto en marcha una campaña preventiva para gestionar la presencia de la oruga procesionaria en los pinares de la región. Aunque estos insectos no representan una amenaza para la masa forestal, sus pelos urticantes pueden provocar reacciones alérgicas y problemas de salud en personas y animales.
Los agentes forestales y expertos medioambientales han inspeccionado las zonas críticas en más de 65.000 hectáreas de pinares, identificando áreas prioritarias en la Sierra de Guadarrama y en el este y sureste de Madrid. Con base en estos análisis y las solicitudes de los ayuntamientos, la Consejería de Medio Ambiente ha diseñado un plan de actuación escalonado.
Durante el verano, se instalarán 1.200 trampas de feromonas para capturar las mariposas macho, limitando su reproducción. En otoño, se colocarán 300 cajas nido para aves insectívoras y murciélagos, aliados naturales en la reducción de la población de orugas. Además, entre octubre y noviembre, se aplicarán bioinsecticidas ecológicos con tecnología de atomización terrestre, un método seguro para el ecosistema. Finalmente, en invierno, se instalarán trampas de anillo en espacios recreativos con gran afluencia de personas y mascotas.
La presencia de la oruga procesionaria forma parte del equilibrio natural de los pinares ibéricos, aunque en condiciones climáticas favorables sus poblaciones pueden incrementar notablemente. Por ello, el Gobierno regional refuerza cada año sus estrategias de control, publicando mapas de afectación en su portal institucional.
Con estas medidas, la Comunidad de Madrid busca minimizar los riesgos para la población, garantizando la conservación de su biodiversidad y el uso seguro de los espacios naturales.
Leave a Reply