En un entorno marcado por la inestabilidad de los mercados internacionales, las disrupciones logísticas y las tensiones geopolíticas, la construcción de portafolios multigeográficos se ha convertido en una estrategia esencial para mitigar riesgos y preservar el valor de los activos. Juan Milton Guillermo Molina Botrán, reconocido por su liderazgo financiero en la expansión internacional de Grupo HAME, ha diseñado y ejecutado con éxito estructuras de inversión que integran diferentes regiones, industrias y horizontes de retorno. Su experiencia ofrece un referente para directores financieros, inversionistas institucionales y agroindustriales que buscan balancear rentabilidad y seguridad en entornos complejos.
“La internacionalización es una necesidad. Pero hacerlo sin una lectura clara del mapa de riesgos y oportunidades puede ser una apuesta peligrosa. Por eso estructurar un portafolio multigeográfico no es solo una tarea financiera, sino parte de la estrategia de cualquier empresa que quiere ser exitosa”, afirma.
Desde su rol como codirector en una de las empresas agroindustriales más dinámicas de la región, ha promovido la creación de portafolios que combinan inversiones productivas, instrumentos financieros y participaciones corporativas en distintos países de América Latina y otras regiones. Esta estrategia, articulada con una gestión de riesgos, ha permitido a Grupo HAME reducir su exposición a cambios regulatorios locales, fluctuaciones de tipo de cambio y disrupciones comerciales unilaterales.
La lógica detrás de un portafolio por regiones, según la experiencia de Juan Milton Guillermo Molina Botrán
Según Juan Molina Botrán, un portafolio multigeográfico debe construirse sobre tres ejes principales: heterogeneidad de mercados, complementariedad de ciclos económicos y equilibrio entre riesgos políticos y oportunidades de crecimiento. “No se trata de invertir en muchos países por diversificar, sino de seleccionar aquellos cuyas economías tengan dinámicas distintas y permitan compensar los ciclos adversos de otros mercados”.
En su modelo, cada región se analiza no solo por sus tasas de crecimiento o estabilidad macroeconómica, sino por su compatibilidad con la matriz productiva de la empresa, el marco regulatorio para inversión extranjera, la disponibilidad de talento humano y los incentivos fiscales o financieros. “Antes de entrar a un país, construimos una matriz de riesgo-retorno en la que ponderamos algunos factores como riesgo soberano, volatilidad cambiaria, entorno legal, y grado de apertura comercial”, explica.
Este enfoque lo llevó a priorizar mercados como Colombia y Perú, que ofrecieron condiciones estables para la expansión de operaciones agroindustriales. “Ambos países nos ofrecían complementariedad con Guatemala en términos de ventanas de producción, logística hacia puertos y acuerdos comerciales con mercados de interés. Eso nos permitió no solo diversificar, sino integrar eficiencias”, señala.
Pero también advierte que esta estrategia requiere monitoreo continuo. “Las condiciones cambian. Lo que fue una apuesta segura hace cinco años hoy puede ser riesgoso. Por eso hay que revisar la arquitectura del portafolio constantemente”, afirma.
Criterios para la estructuración de un portafolio internacional
Desde una perspectiva técnica, Molina Botrán propone una metodología clara para estructurar un portafolio multigeográfico. El primer paso es identificar el objetivo del portafolio: ¿protección patrimonial, crecimiento acelerado, expansión operativa, acceso a financiamiento o posicionamiento estratégico? “Sin claridad del objetivo, se pierde coherencia en la asignación de activos”, insiste.
Luego se realiza una segmentación por regiones, con un análisis exhaustivo del contexto financiero, político, jurídico y logístico de cada país. En su experiencia, el índice de facilidad para hacer negocios, el historial de cumplimiento de contratos, la estabilidad del tipo de cambio y la profundidad del mercado de capitales son variables críticas.
Después, se define el porcentaje de asignación por región, con base en el perfil de riesgo del inversionista y su horizonte de inversión. Juan Milton recomienda aplicar criterios de “ponderación estratégica” que combinen el potencial de retorno con el rol que cada región cumple dentro del portafolio (ancla de estabilidad, fuente de liquidez, motor de crecimiento, etc.).
Otro componente clave es la cobertura de riesgos. “No podemos invertir sin instrumentos de mitigación. Usamos seguros de riesgo político, estrategias de cobertura cambiaria y cláusulas contractuales que nos protejan ante cambios regulatorios. La estructuración jurídica también es vital”, detalla.
En paralelo, se analiza la exposición indirecta a cada región. “Muchas veces creemos que estamos diversificados, pero nuestras cadenas de suministro o clientes finales están concentrados en una sola geografía. La diversificación real incluye la traza completa del negocio”.
Finalmente, se desarrollan indicadores clave para el seguimiento del portafolio: rentabilidad neta por país, contribución al flujo consolidado, correlación entre activos, y alertas geopolíticas. Esto permite rediseñar las ponderaciones de forma dinámica, sin perder el foco estratégico.
Internacionalización como principio financiero
A lo largo de su carrera, Juan Milton ha promovido la internacionalización como un principio financiero, no solo como una expansión operativa. “Invertir en distintas geografías nos da acceso a financiamiento con mejores condiciones, a capital institucional más sofisticado, y a alianzas que fortalecen nuestra capacidad de innovación”, comenta.
Pero advierte que internacionalizar exige profesionalizar. “No se puede improvisar en mercados complejos. Se requiere estructura corporativa, protocolos de cumplimiento y asesores con conocimiento local. Por eso hemos invertido tanto en gobierno corporativo y compliance”.
Visión a largo plazo
Para Juan Molina Botrán, el valor real de un portafolio multigeográfico no está en su composición inicial, sino en su capacidad de adaptación. “El entorno global cambia todos los días. La inflación, los conflictos, las pandemias, los cambios regulatorios… Todo eso nos obliga a repensar nuestros mapas financieros constantemente”.
En su opinión, construir un portafolio internacional no es solo una tarea técnica, sino un acto de liderazgo. “Es fácil refugiarse en lo conocido. Pero quienes realmente construyen valor son los que entienden el mundo como un tablero dinámico que presenta oportunidades”.
¿Quién es Juan Milton Guillermo Molina Botrán?
Juan Milton Molina Botrán es codirector de Grupo HAME, uno de los grupos agroindustriales más relevantes de América Latina. Especialista en estructuración de portafolios de inversión, estrategias de internacionalización y modelos financieros adaptativos, ha liderado la expansión geográfica de sus operaciones a mercados clave en América Latina, posicionándose como referente en gestión de riesgo multigeográfico y resiliencia corporativa. Su enfoque combina visión empresarial, análisis financiero riguroso y capacidad para anticipar transformaciones del entorno global.





















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