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Si estamos pensando en deshacernos de una primera o segunda vivienda, es normal que nos asalten todo tipo de dudas: algunas sobre cómo lanzar nuestra propiedad al mercado inmobiliario, otras relacionadas con la documentación y trámites burocráticos necesarios para la transacción. Así, a la hora de encontrar soluciones es habitual recurrir a amigos y familiares, navegar en Internet, o incluso preguntar a algún conocido que trabaje en el terreno de la compraventa. No obstante, si lo que buscamos es un buen asesoramiento lo más recomendable es recurrir a una agencia de gestión.

Aquellos que no conocen del todo las funciones que desempeñan estas compañías, suelen dudar por los honorarios de las mismas. Estos suelen oscilar entre el 4% y el 6% sobre el precio de la vivienda; aunque algunas también ofrecen sus servicios a cambio de un único pago, como ocurre en plataformas como housell.com. Sea como sea, veremos que a menudo dichos profesionales constituyen una guía indispensable en el proceso de venta.

En primer lugar, llevan a cabo una valoración del inmueble en cuestión. Se trata de una tasación que tiene en cuenta tanto la situación del mercado, como la ubicación de la propiedad y las características de otros inmuebles a la venta en la zona. Existen portales de inmobiliarias que ofrecen estimaciones gratuitas; útiles aproximaciones para hacernos una idea de las ganancias o pérdidas con respecto al coste original de la casa. No obstante, estas valoraciones no sustituyen a las de entidades oficiales homologadas por el Banco de España.

En segundo lugar, las agencias ponen a nuestra disposición una serie de medios orientados a publicitar la venta. Anuncios en Internet, en revistas, cuñas de radio o el buzoneo son algunas de las técnicas más extendidas. Especial atención merece la redacción del texto, que debe ser atractivo al público y no siempre es fácil de componer; así como las fotografías e incluso vídeos tomados en el propio inmueble.

Por supuesto, la atención directa a los potenciales compradores corre a cargo de los profesionales y liberan al vendedor de una tarea que suele exigir dedicación. Así, las inmobiliarias se encargan de concertar visitas a la vivienda y de mantener el contacto con los interesados.

Por otro lado, si hay un tema sobre el cual los vendedores suelen demandar mayor asesoramiento, este es el de la burocracia que rodea la compraventa. Y es que, desde la redacción del contrato de arras hasta la solicitud de información en el Registro de la Propiedad, se extiende toda una lista de requisitos susceptibles de ser olvidados por el vendedor. En este sentido, la agencia de gestión se ocupa minuciosamente de cumplir con cada uno de los pasos: la obtención de los documentos antes citados, del certificado energético, de la célula de habitabilidad…

Por último, es importante estar al tanto de los impuestos exigidos por la administración. De esta forma, la inmobiliaria gestionará con el vendedor los pagos del IRPF y de la plusvalía municipal, atenderá al estado actual de la hipoteca (en el caso de que aún esté pendiente de pago), y reunirá toda la documentación para demostrar que nuestra propiedad está libre de cargas.

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