Tal como indica la RAE, un síndrome hace referencia a un cúmulo de varios síntomas. Todos ellos están asociados a una misma patología, aunque pueden ser distintos en función de cómo incida la afección en cada tipo de paciente.
Algunos de los síndromes que existen a día de hoy son sorprendentes por unos u otros motivos. A continuación detallaremos algunos de ellos, abarcando no solo los que son bastante populares e incluso comunes, sino también los que prácticamente resultan desconocidos por la ausencia de casos a nivel mundial.
Síndrome de Cotard
Sin duda alguna se trata del síndrome más extraño de todos los que describiremos. Está asociado a una hipocondría severa. Cuando un sujeto lleva tiempo experimentando una ansiedad generalizada a causa de creer que tiene numerosas enfermedades, el síndrome de cotard acaba apareciendo. Nos referimos a creer literalmente que está muerto.
Has leído bien: el individuo que padece este síndrome, a pesar de estar vivo, cree lo contrario. Los tratamientos neuropsiquiátricos han demostrado ser efectivos, aunque exige perseverancia, así como ayuda de los familiares que forman parte del entorno del afectado.
Tal como hemos mencionado anteriormente, los efectos de Cotard no son iguales para todas las personas que lo sufren –las cuales son muy poco numerosas alrededor de todo el mundo–. De hecho, el origen también puede llegar a ser bastante distinto.
Así lo demuestran quienes empiezan a tener que lidiar con el síndrome de Cotard tras experimentar un duro revés de la vida como un accidente de vehículo. Sea cual sea la forma en que dé comienzo, el resultado varía.
Uno de los efectos más ‘light’ se resume en pensar que no existen determinadas partes del cuerpo perteneciente al individuo afectado. Afortunadamente el porcentaje de recuperación en este caso es elevado. Todo lo contrario sucede si se dan las dos próximas situaciones.
Nos referimos a creer que la no existencia es del mundo en general o, yendo a lo particular, su propio ser. Es decir, el paciente actúa como si de un zombie se tratase. La neuropsiquiatría lo tiene realmente difícil para tratar con este síndrome cuando alcanza un nivel tan severo, aunque por suerte en los últimos años se están produciendo bastantes avances en dicho campo.
Síndrome post-trombótico
Madrid es una de las zonas de España en las que mayores especialistas hay en la rama vascular. Son capaces de abordar numerosas patologías que guardan relación directa con la mala circulación sanguínea no solo en pacientes de edad avanzada, sino también en jóvenes que padecen mutaciones como el Factor V Leyden.
Precisamente uno de ellos es el síndrome que nos ocupa hoy. Hablamos del post-trombótico. Por desgracia tiende a no dársele demasiada importancia a esta enfermedad que ya se ha cobrado unas cuantas vidas en la capital española desde que empezó el año 2020.
Y es que si el trombo avanza, el cual suele dar comienzo en la pierna, se traslada a los pulmones y puede derivar en una embolia fatal. En caso de detectarlo, numerosos factores tal vez acarreen el hecho de que aparezca el citado síndrome, situación que acostumbra a producirse antes de los tres años después de haber padecido la trombosis.
Afortunadamente existen métodos para evitarlo, como las medias de compresión. Aun así, su efectividad no es del cien por cien, por lo que a algunos pacientes les toca tener que sufrir dolores sobre todo en la zona cuya vena se obturó en el pasado dando pie a la formación de un trombo.
En concreto, este síndrome impide que el retorno venoso del área afectada vuelva a ser normal. Aunque no tiene por qué acarrear otra trombosis, se le suele recomendar al paciente la ingesta de ciertos medicamentos a modo de profilaxis, tales como la aspirina e incluso productos más naturales como el castaño de indias.
Síndrome de piernas inquietas
Continuamos con el tronco inferior para finalizar con un síndrome que sí afecta a un considerable porcentaje de la población madrileña. A pesar de ello, no muchos son conscientes de que lo padecen. Nos referimos al síndrome de piernas inquietas.
De nuevo hay que hablar de una falsa creencia, la cual se resume en pensar que este síndrome exige al individuo hacer pequeños movimientos con las piernas mientras está sentado. Nada más lejos de la realidad.
Lo cierto es que un dolor no demasiado soportable se apodera de la persona, quien se ve obligada a andar durante unos segundos e incluso minutos. El objetivo es claro: desentumecer las piernas que, en realidad, están bien en lo que se refiere a la salud vascular y no requieren tanta actividad. Así lo indican desde el Hospital Universitario de Getafe.
En este caso el tratamiento es muy distinto. De hecho, son los psiquiatras quienes acostumbran a encargarse de los pacientes afectados por el SPI. La práctica totalidad de ellos mejoran de forma considerable con la medicación más suave que existe para tratar con el Parkinson.
Cómo afectada y miembro de la AESPI, Asociación Española de Síndrome de Piernas Inquietas, quisiera aclarar un par de ideas.
El síntoma principal es una necesidad irresistible de mover las piernas cuando estás en reposo o quieres dormir, que mejora al moverte.
Tiene un tratamiento específico, que suele ser eficaz.
Y decir, que no son los psiquiatras, sino los neurofisiólolgos, los que nos tratan. Al ser una enfermedad neurológica.
Pueden informarse bien en nuestra página web, w.w.w.aespi.net